La Jornada Mundial de la Juventud es un acontecimiento eclesial, en el que se expresa de un modo extraordinario la fe en Jesucristo.
Es un encuentro festivo: los jóvenes muestran el dinamismo de la Iglesia y dan testimonio de la actualidad del mensaje cristiano.
Es signo de la comunión eclesial: jóvenes de todo el mundo, asociaciones, comunidades, grupos y movimientos diversos se reúnen en torno al Papa y los Obispos, unidos por el mismo amor a Cristo y a la Iglesia y por su misión en el mundo. En la Jornada Mundial de la Juventud la comunión eclesial se expresa y se fortalece.
Es, por tanto, anuncio claro, directo, entusiasta, de la fe de la Iglesia en Jesucristo.
Objetivos pastorales de la JMJ
Los objetivos de la Jornada Mundial de la Juventud son claros:
- favorecer el encuentro personal con Cristo, que cambia la vida;
- vivir la experiencia de ser Iglesia católica, como misterio y comunión;
- tomar conciencia más clara de la vocación de todo bautizado, llamado a convertirse en misionero;
- redescubrimiento de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía, que fortalecen la vida cristiana.
Se trata, pues, de fomentar la adhesión a Jesucristo vivida en la Iglesia con tal entusiasmo que se desborda en fiesta y en impulso misionero.
Preparación catequética
"Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe". El lema de la JMJ en Madrid 2011 recuerda la necesidad de que todos nuestros pensamientos, emociones, criterios, iniciativas, aspiraciones, toda nuestra vida tenga sus raíces, que le den alimento y firmeza, en Jesucristo. Sólo él nos hace crecer y madurar; sólo de Él esperamos nuestra plenitud como personas.
Con las catequesis que se proponen queremos contribuir a que los jóvenes, conociendo cada vez más a Jesucristo, Amigo y Señor, deseen vivamente que Él sea el impulso de su vida y el cimiento sólido sobre el que construirla, y se esfuercen con sinceridad para que sea así.
Temas de la catequesis
A lo largo de dos años vamos repasando el conjunto de la fe cristiana: lo que creemos y lo que vivimos. Cuando Dios nos habla, no sólo nos revela algo de Sí mismo; nos hace "ver" también quiénes somos realmente nosotros y cómo su gracia nos hace capaces de vivir una vida nueva. Nuestra existencia está marcada por la huella de Dios, que nos llama a la comunión con Él.
Traer a la memoria la Historia de la Salvación, contemplar la acción de Dios en nuestra vida y en la historia -el Espíritu Santo es quien nos hace recordar, quien nos hace ver-, nos transforma: el entendimiento se ilumina, el corazón se hace agradecido y se atreve a desear las promesas de Dios, la voluntad se fortalece para la entrega generosa. El Espíritu Santo suscita en nosotros el reconocimiento, la acción de gracias, la conversión, el deseo de colaborar con Dios en su obra salvadora.
La adhesión gozosa y entusiasta a Jesucristo, en la Iglesia, se expresa en la confesión de la fe -el Credo mejor comprendido y más vivamente profesado-, en la oración y la celebración litúrgica, en el seguimiento de Jesús en la vida concreta de cada día.
Los temas que se ofrecen para el curso 2009 - 2010 son los siguientes:
1. "Dios nos ha hecho capaces de vivir con Él". Las preguntas más acuciantes y decisivas sobre la vida, la búsqueda de sentido, la "inquietud del corazón", la capacidad de "problematizarse", son como señales de que Dios nos ha hecho para Él: capaces de Dios.
2. "Dios nos sale al encuentro en Jesucristo". La inquietud, la búsqueda, las preguntas, son iluminadas por Jesucristo, que es la Revelación de Dios. Dios es amor ofrecido, invitación al amor. La Luz que es Jesucristo no sólo responde a nuestras preguntas; su respuesta abre a horizontes completamente nuevos.
3. "Nacido de María Virgen: verdadero Dios y verdadero Hombre". Todo lo humano adquiere un valor nuevo y divino por la encarnación del Hijo Eterno de Dios, por la humanidad de Dios.
4. "Jesucristo anuncia el Reino de Dios". El deseo (la necesidad) de amor, la compasión por el débil, por el pobre, por el inocente que sufre la violencia., el deseo de ver reparadas definitivamente las injusticias, es asumido, iluminado, purificado, superado. Jesucristo, en su vida, sus obras y palabras, anuncia y realiza el reinado de Dios.
5. "Llama a colaborar con Él". Nuestra capacidad de hacer el bien, de ayudar y dejarnos ayudar, es suscitada, orientada, fortalecida, multiplicada, por Jesucristo, que nos asocia a muchas y diversas personas a su trabajo en la implantación del Reino de Dios.
6. "Se entrega a la muerte, libremente aceptada". El sufrimiento, sobre todo el sufrimiento que es consecuencia de nuestra fidelidad en el trabajo por el Evangelio, si lo vivimos unidos a Jesucristo, con su confianza y su fidelidad, es fuente de vida. El grano que muere, da fruto; el que es levantado en la cruz tiene una fuerza que atrae a todos hacia Él; el atravesado por la lanza suscita la fe en quien lo mira.
7. "Resucitó al tercer día. Nuestra entrega a Jesucristo, nuestra dedicación al Evangelio, por limitada y pobre que sea, está misteriosamente sostenida y animada por la fuerza del Señor Resucitado. "No temáis. Yo he vencido al mundo"; es el fundamento cierto.
8. "Nos da su Espíritu, que nos une a Él y nos consagra". Toda nuestra vida, si consentimos en vivir unidos a Jesucristo, transparenta nuestra condición de hijos de Dios. Nuestros pensamientos, palabras, obras, relaciones. se convierten en un testimonio sencillo y, por eso mismo, atrevido de lo que Dios ha hecho en nosotros y quiere hacer en todos.
El método
No hay dos grupos iguales. Quien tiene la responsabilidad de acompañar y guiar a un grupo en su crecimiento en la fe, siempre se ve en la necesidad de adaptar a las necesidades y circunstancias de su grupo cualquier modelo catequístico que se le proponga.
Por eso, lo más importante es tener claro qué se pretende en cada catequesis. Por ejemplo: qué aspecto del Misterio de Jesucristo se quiere proponer para ser contemplado, "comprendido", celebrado, vivido. Y también: qué aspecto de la vida de los jóvenes resulta iluminado, potenciado, corregido. por el aspecto concreto del Misterio de Cristo que se propone.
En ningún caso puede faltar ni la escucha de la Palabra de Dios que, recibida de la Iglesia, ilumina la vida, ni la contemplación de la vida que ha de ser iluminada y transformada por la Palabra de Dios.
Es indispensable el trabajo de quien acompaña al grupo: ofrecer los textos que acerquen al grupo la Palabra de Dios, el testimonio de los Santos Padres y de cristianos ejemplares, la enseñanza de la Iglesia, la oración, el camino del seguimiento de Jesucristo. EN CAMINO Dios nos ha hecho capaces de vivir con Él
EN CAMINO Creer que Dios habla
Más catequesis
La Cruz y el Icono de la JMJ
Es conocida como la "Cruz del Año Santo", la "Cruz del Jubileo", la "Cruz de la JMJ", la "Cruz peregrina"; muchos la llaman la "Cruz de
los jóvenes", porque ha sido entregada a los jóvenes para que la llevasen por todo el mundo, a todos los lugares y en todo tiempo. Ésta es su historia:
Era en 1984, Año Santo de la Redención, cuando el Papa Juan Pablo II decidió que tenía estar una cruz - como símbolo de la fe - cerca
del altar mayor de la Basílica de San Pedro, donde todos pudiesen verla. Así fue instalada una gran cruz de madera, de una altura de 3,8 m, tal como él la deseaba.
Al final del Año Santo, después de cerrar la Puerta Santa, el Papa entregó esa misma cruz a la juventud del mundo, representada por los jóvenes del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo en Roma. Éstas fueron sus palabras en aquella ocasión: "Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención" (Roma, 22 de abril de 1984).
Los jóvenes acogieron el deseo del Santo Padre. Se llevaron la cruz al Centro San Lorenzo, que se convertiría en su morada habitual durante los períodos en los que aquélla no estuviera peregrinando por el mundo.
En 2003 al final de la Misa de Ramos, Juan Pablo II quiso regalar a los jóvenes una copia del icono de María Salus Populi Romani: "A la delegación que ha venido de Alemania le entrego hoy también el icono de María. De ahora en adelante, juntamente con la Cruz, este icono acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia materna de María junto a los jóvenes, llamados, como el apóstol san Juan, a acogerla en su vida." (Angelus, XVIII Jornada Mundial de la Juventud, 13 de abril de 2003). La versión original del icono es custodiada en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
Muchos son los testimonios de personas a las que les ha tocado profundamente el encuentro con la Cruz: en los últimos años, estos testimonios han sido aún más numerosos, o quizás han tenido una mayor difusión a través de Internet. Éstos se pueden encontrar en el Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, morada habitual de la Cruz, pero también en las revistas y publicaciones dedicadas a las JMJ. Algunos se preguntan, cómo dos piezas de madera pueden tener tal efecto sobre la vida de una persona; sin embargo, dondequiera que vaya la Cruz, la gente pide que ésta pueda regresar. En esta Cruz se ve la presencia del amor de Dios. A través de esta Cruz, muchos jóvenes llegan a comprender mejor la Resurrección y algunos encuentran el valor de tomar decisiones respecto a su vida.
RECORRIDO DE LA CRUZ Y EL ICONO POR EL MUNDO:
1984.- Con motivo del Año Santo de la Redención, el Papa Juan Pablo II decidió situar una cruz de casi cuatro metros cerca del altar mayor de la basílica de San Pedro. Al finalizar el Año Santo, se la entregó a los jóvenes del mundo, con estas palabras: «Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús».
1985.- Al oír las noticias de los primeros viajes de la Cruz, el Papa pide que sea llevada a Praga, entonces todavía tras el telón de acero. Ese año se celebraba el Año Internacional de la Juventud de la ONU, y el Domingo de Ramos 300.000 jóvenes participaron en un encuentro con el Papa en San Pedro. En diciembre, se anunció la institución de las Jornadas Mundiales de la Juventud cada Domingo de Ramos.
1987.- Se celebra la primera JMJ fuera de Roma, en Buenos Aires. La Cruz pisa América por primera vez.
1989.- La Cruz visita España por primera vez, para la JMJ de Santiago de Compostela; y Asia.
1992.- La Cruz es confiada por primera vez a los jóvenes de la diócesis que será sede de la próxima JMJ (Denver, Estados Unidos); también visita Australia por primera vez.
2002.- Haciendo un alto en su peregrinación por Canadá, la Cruz de los jóvenes visita la zona cero de Nueva York. Fue llevada desde Monreal a Toronto a pie, en un trayecto que duró 43 días.
2003.- Al final de la Misa de Ramos en la que los jóvenes canadienses se la entregaron a los alemanes para la JMJ de Colonia, el Papa les entregó también una copia del icono de Maria, Salus Populi Romani, y desde entonces peregrinan juntos la Cruz y el Icono.
2006-2007.- Antes de llegar a Australia para la JMJ de 2008, la Cruz y el Icono recorrieron varios países de Asia, África y Europa.
2008-2010.- La Cruz ha peregrinado por diferentes lugares como en Aquila (Italia) tras el terremoto que asoló la Región de los Abruzzos. Durante la celebración en la Plaza de San Pedro del domingo de Ramos en 2009, Benedicto XVI entregó la Cruz y el icono de la JMJ a los jóvenes madrileños, que peregrinaron hasta allí para la ocasión.
En la actualidad, la Cruz y el icono de la JMJ se encuentran peregrinando por la archidiócesis de Madrid para hacerlo posteriormente por las diócesis españolas.
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